sábado, 20 de junio de 2009

32- Sucre, la ciudad blanca 9/12-06-09

Todo país tiene su ciudad hermosa que no necesariamente coincide con la capital. La ciudad hermosa de Bolivia es Sucre. Es agradable pasear por sus calles de casas e iglesias blancas y disfrutar de su mezcla entre gente en vaqueros y mujeres indígenas en el mercado. Por allí paseamos y charlamos un poco con la gente, de sus familiares que habían venido a España, de los simpatizantes de Evo de sus detractores.
Si por algo destaca Sucre es por haber sido la cuna de la libertad. Aquí se gestó la revolución de independencia para liberarse de la opresión del imperio español. En Sucre comenzó el grito, en 1809 pero al final Bolivia, entonces llamado Alto Perú fue el último en independizarse en 1825. Bolivar y Sucre fueron los promotores de la liberación y de ahí el nombre del país y de la capital. Sí, Sucre es la capital de Bolivia, al menos la capital jurídica al igual que la Haya con Holanda, y todavía se reclama la capitalía total que se perdió en una guerra civil.
También aprendimos que Bolivia era tres veces más grande que hoy en el momento de la independencia, y que ha ido perdiendo mucho territorio en concesiones y guerras, pero nada escuece tanto como la pérdida de la salida al mar con Chile que todavía sigue negociándose. Esa falta de salida al mar es una de las causas de la pobreza del país.


Desde Sucre hicimos una excursión hasta Maragua, un pueblo de la etnia Jalqua. Para llegar al pueblo hicimos trayecto por uno de los numerosos tramos del camino del inca y los paisajes eran soberbios pero sin duda, lo más fascinante fue llegar al pueblo y descubrir que estaban celebrando el Corpus Christi. En muchos de estos lugares el culto religioso mezcla elementos cristianos con indígenas de la Pachamama. Después de una especie de procesión la gente comenzó a beber chicha (aguardiente de maíz). Nuestro guía nos dijo que a veces la gente se pone algo violenta porque la fiesta se termina cuando termina el alcohol. Las fotos estaban prohibidísimas y la gente nos miraba con cierta desconfianza, pero en mitad de aquella plaza uno se podía sentir en el comienzo de la civilización.
Vista desde el camino del inca

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