sábado, 30 de mayo de 2009

28- Salta 30/05/09

Recién ahora me doy cuenta de que estos días han sido extraños, ni tan siquiera he fechado las entradas, es como si el tiempo hubiera perdido su forma mientras pasaba mis últimos días acá en solitario, estos últimos once días, y todo hubiera ido encaminado un poco hasta embocar en el día de hoy, el 30 de Junio el día en que debía estar en Salta. A Salta le dicen la linda. Por sus calles se salpican hermosas fachadas coloniales e iglesias de colores chillones, casi como salidas de una tarta de merengue. En Salta hay muchos que tienen poco y pocos que tienen mucho, pero pese a todo es una ciudad bastante segura. La primera vez que vine a Salta hacía un calor tropical, tres días después, hace frío. Un frío seco y duro, propio de la montaña.


Catedral salteña

Cabildo en la plaza 9 de Julio

Para algunos Salta es la ciudad más dinámica y hermosa de todo el norte argentino. Antes esplendoroso emplazamiento del imperio, conoció la decadencia cuando se abrieron nuevas vías comerciales, Salta sin duda es la huella del pasado colonial español. Para otros puede ser el corazón de lo que en otra entrada denominé la otra Argentina. El núcleo del nuevo turismo que dice que Argentina es algo más que Buenos Aires, la patagonia y las cataratas de Iguazú. Para otros Salta es conocida por sus deliciosas empanadas; de queso, pollo, carne...Para mi amigo Rodrigo, Salta es un dato, el lugar donde España jugó una final de baloncesto de consolación.

Para mí Salta es una casilla, la casilla de un juego difuso. Quizá la casilla final donde las ardillas danzan alegres entre los árboles de un bosque, o donde la boca de un cofre vomita monedas amarillo limón. Uno de esos juegos de tablero que son una metáfora básica del viaje. Salta. El propio nombre suena a juego. Pero también a desafío.
Salta era el punto en el mapa donde el viaje se quebraba. El punto obligatorio. Acá me reuniré con Edurne, con la que compartiré viaje durante un mes. Sobre lo que este encuentro significa para mí no voy a decir nada porque no haría justicia. Quizá no sepa expresarme. Prefiero disimular y seguir hablando de esa casilla, que de repente se ha convertido en una casilla de inicio, marcada con una flecha que apunta hacia una sierpe de casillas variopintas. O no, pensándolo mejor parece una casilla intermedia; un puente hacia otro lado, un recuadro en el que una figura inequívoca nos invita a tirar de nuevo los dados.

2 comentarios:

  1. Maider te quería comentar que entre que estos días he tenido conexiones muy malas de internet y que yo no soy muy experto de la informática tu comentario en lugar de publicarse se borró, una lástima porque era interesante lo que decía de los cerros.
    Me alegra mucho que sigas el blog y que te guste, ciertamente tengo ganas de llegar a Perú que supongo que es lo que tú conoces más.
    Un saludo y un abrazo
    Antonio

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  2. Hola Antonio! no te preocupes, ya busco donde lo hice y lo pongo de nuevo. Desgraciadamente Perú es lo único que conozco (y digo desgraciadamente por que no conozco todos esos lugares que tu estás describiendo tan maravillosos y todos esos paises a los que tan cerca he estado por tantos años pero que no he podido visitar). Tres años en Perú y conozco sólo una pequeña parte del país (se entiende sabiendo que tan sólo Perú es bastante más grande que España y mi salario era como una auxiliar de guardería más del pais).

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